Reflexión

Cuidados, a veces fáciles, en personas, a menudo complejas

Recientemente he sido invitado a dar una charla en una asociación científica para explicar en qué consiste la enfermería geriátrica y parece que el tema cada vez tiene más interés. En estas charlas los asistentes suelen plantear distintas cuestiones, pero son las personas que están más alejadas del ámbito residencial las que suelen preguntarme «Pero, ¿Qué hace una enfermera en una residencia?»

Mi respuesta habitual es que la verdadera cuestión no es ¿Qué hace una enfermera en una residencia? sino ¿Por qué es importante que haya una enfermera en una residencia? Es decir, propongo un cambio de perspectiva alejándonos de analizar las tareas meramente sanitarias que lleva a cabo un enfermero o enfermera en una residencia: curas, medicación, control de constantes… ¡Qué sí! que también las hacemos, pero es peligroso unir lo estrictamente técnico con el trabajo de una enfermera, o dicho de otra manera, es peligroso relacionar las técnicas con una palabra que va mucho más allá: CUIDAR. Y ahí es donde entra la enfermería de residencia.

Coincidiremos todos en que no es igual de importante el control estricto de constantes en una persona en situación de últimos días que en un adulto sano, o que el objetivo de las curas cambia en función del estado general de la persona mayor, tampoco podemos obviar que el abordaje de los problemas y las soluciones en mayores con demencia no es sencilla porque estas personas no van a colaborar y ni siquiera van a ser conscientes de su problemática. Podría enumerar millones de ejemplos, pero en todos existen los mismos principios: cuidados individualizados según las necesidades y deseos de la persona, adaptados a la capacidad de abordaje que tenemos y dirigidos a conseguir objetivos reales.

Muchos de nosotros somos especialistas en geriatría, lo que supone tener un conocimiento específico sobre la salud y bienestar integral de las personas mayores, especialmente las más frágiles, las dependientes y las que sufren comorbilidades entre las que suelen estar presentes las demencias y otras enfermedades neurodegenerativas. Por lo tanto, este conocimiento especial de las personas mayores por parte de la enfermería geriátrica da, per sé, una garantía de ciencia, experiencia y valor añadido. Pero, no nos engañemos, el conocimiento académico no lo es todo.

Los que llevamos mucho tiempo trabajando con mayores sabemos que la salud física es muy importante, pero se debe tener en cuenta la salud en todas sus esferas. En una residencia debemos aplicar los conocimientos científicos que poseemos y complementarlos con otros cuidados sobre las parcelas de las vidas de las personas mayores, bien como agentes directos o bien asegurando que el resto del equipo los proporciona. Algunos de estos aspectos son mantener la autonomía, permitir que los mayores tomen decisiones informadas, aceptar los riesgos que el propio mayor asume para llevar adelante una vida con más significado (aunque nos genere miedo y ansiedad), fomentar que pervivan los lazos familiares y respetarlos, y todo aquello que permita que las esferas físicas, psíquicas, sociales y espirituales estén cubiertas.

Otro punto relevante es cuidar hasta, literalmente, el final de sus vidas. El personal de la residencia sabemos que, como norma general, no damos altas. Las personas están con nosotros hasta que fallecen. Esto puede ser difícil de asumir porque parece que todos los esfuerzos que hemos hecho durante años no han servido para nada debido a que, finalmente, la persona ha seguido deteriorándose y perdiendo su autonomía para terminar muriendo. Esto puede llevar a la desidia y la frustración, pero no debemos olvidar que cuidamos a personas muy complejas, con muchas enfermedades crónicas y degenerativas a las que se les une la problemática emocional y social. Cuidar a una persona mayor nunca es un fracaso, fracasaremos si no intentamos conseguir las mayores cotas de satisfacción de cada persona. Aunque el resultado final parezca siempre el mismo, en ese camino aportaremos cercanía, compañía, calor, comprensión y sobre todo calidad. En ese cuidado no debemos olvidar que el usuario y la familia son un tándem, por lo que debemos también cuidar a las familias que se encuentran haciendo un viaje emocional lleno de altibajos durante los años de ingreso. Debemos acompañarles validando sus sentimientos, siendo francos y transparentes, explicando los objetivos y expectativas reales, y haciéndoles partícipes del cuidado de su familiar.

Así que sí, también tomamos tensiones, hacemos curas y damos medicación, pero eso no hace importante la presencia enfermera. Esa es una lectura peligrosa en la que algunos quieren asociar la atención centrada en la persona con desanitarizar las residencias, pero nosotros no sólo cuidamos la salud física para mantener unos parámetros analíticos o físicos en unos rangos adecuados. También cuidamos para que las personas tengan una mejor calidad de vida y calidad de muerte, para asegurarnos de que no hay edadismo y que los cuidados se hacen desde la cultura del respeto a las decisiones del mayor. Cuidamos para que las personas puedan ser lo más autónomas posibles tanto físicamente como psicológicamente. En resumen: CUIDAMOS. La pregunta que te lanzo es sencilla, si tuvieras que elegir una residencia para ti o para los tuyos ¿querrías que hubiera enfermera?

Algunos me dicen que trabajar de enfermero en una residencia es fácil porque no hay técnicas muy complejas, y tengo que decir que estoy de acuerdo: trabajar en una residencia es fácil; hacerlo de manera excelente ya es más complicado. Es cierto que en definitiva realizamos cuidados sencillos, y muchas veces no tan sencillos y con recursos limitados, en personas que son muy complejas. Ese es nuestro arte y nuestro aporte a las personas que nos han privilegiado confiándonos los últimos años de sus vidas.

2 comentarios en “Cuidados, a veces fáciles, en personas, a menudo complejas”

    1. Gracias Mario
      Creo que a los fisioterapeutas os pasa exactamente lo mismo. Yo valoro mucho el trabajo que realizáis ¡muchas veces milagroso! Personalmente siempre intento que el fisio de su opinión y valoración para infinidad de asuntos, para mi sois imprescindibles.

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