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¿Morir en la residencia o en el hospital? Escucha menos a los políticos y más a Ramón.

Llevamos unos días de noticias sobre la gestión de las residencias, de cruce de acusaciones, de emails, de borradores de quita y pon, de muchos opinadores profesionales y de pocos profesionales opinando. No me excedo más en la introducción y voy al meollo.

Tanto los medios de comunicación y empresas del sector geriátrico como los agentes políticos y sociales están difundiendo unas ideas intencionadamente equivocadas sobre lo que debe ser una residencia y cómo afrontar los fallecimientos en ellas. He escuchado y leído perlas como que «en las residencias no se cura», «no derivar a los mayores al hospital es dejarles morir» y una absurda polémica suscitada por el uso del cloruro mórfico en los procesos finales. Parece que todo vale para atacar políticamente.

El primer gran mito que voy a atacar es el de «en las residencias no se cura». Los centros residenciales que poseen personal sanitario trabajan la prevención de la dependencia y fomentan la funcionalidad y los hábitos saludables. A pesar de cumplir estos objetivos, frecuentemente aparecen enfermedades o procesos agudos que se resuelven, como infecciones urinarias o pulmonares, heridas, desajustes glucémicos, problemas cutáneos y un largo etcétera. Por supuesto que para esto hacen falta enfermeros y médicos, bien propios o bien del centro de salud de referencia (ahora no voy a juzgar eso), pero sí se cura.

«No derivar al hospital es dejarles morir». Sobre esto se está especulando bastante, incluso he visto como han criticado a gestores de residencias por decir que un número bajo de derivaciones hospitalarias es un indicador de calidad. Personalmente estoy bastante de acuerdo con esa afirmación pero es difícil de defender en tiempos de demagogia sin que te acusen de desalmado o «mataviejos». Cualquiera que sepa un poco del cuidado geriátrico conoce que un traslado hospitalario genera muchas consecuencias negativas en la persona mayor: aparición del síndrome confusional agudo, incontinencia funcional, uso de sujeciones, disminución de la movilidad y otros problemas que llevan a una disminución de la funcionalidad y autonomía, pérdida de masa muscular, necesidad de reeducación vesical y rehabilitación física, reajuste de tratamientos… Esto quiere decir que siempre que se pueda tratar en la propia residencia, sea con recursos propios o ajenos como la hospitalización a domicilio, puede reportar muchos más beneficios que una hospitalización, pero sobre todo supondrá menos consecuencias.

Siguiendo con el argumento de la no derivación, en el caso del Covid-19 el asunto se enturbia un poco. Para empezar nunca defenderé que una persona pierda su derecho al acceso a tratamientos o a ingresos hospitalarios por un motivo de edad o por vivir en una residencia, y claro que todos tienen derecho a una valoración médica en caso necesario. Dicho esto, en las personas que el riesgo de fallecimiento es muy alto y las posibilidades de recuperación son prácticamente nulas ¿Hay que derivar? Pues la respuesta para mi es un NO rotundo. En las residencias intentamos que las personas que están en esta situación fallezcan en nuestro centro, para ello tenemos que cerciorarnos de tener todos los recursos para asegurar una muerte digna, sin dolor ni sufrimiento, para ello hace falta personal entrenado y medicación como la, hoy denostada, morfina.

Este triaje, que supone quién va al hospital y quién no, es el que está generando tanta polémica. Por un momento alejémonos del coronavirus, pensemos en una persona con enfermedad de Alzheimer en su última fase, encamada, en posición casi fetal, que lleva años sin articular palabra y sin reconocer a nadie, literalmente «desconectada del medio». Ahora pensemos que desarrolla una neumonía típica y comienza con signos premonitorios de muerte ¿Habría que derivarle al hospital? Si tu respuesta es NO, ahora te pregunto ¿cambiaría algo si la neumonía la hubiera provocado el coronavirus?

He oído a personajes como el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia decir en televisión: «la gente no tiene que morir en su casa, en este caso las residencias, tienen que morir en el hospital que es donde van a intentar curarles» ¿De verdad andamos así en el siglo XXl? ¿Es una forma de justificar la ausencia de personal sanitario en sus centros? Hoy en día cualquier manual, libro, protocolo, consenso y demás documentos coinciden en que las personas quieren morir en entornos familiares, acompañados y sin dolor. La gente rechaza morir en lugares hostiles y extraños. Medicalizar el fallecimiento en exceso es vender la moto de que siempre se puede vencer a la muerte, que siempre hay una posibilidad más, pero eso está muy alejado de la realidad. Agarrarse a un clavo ardiendo, normalmente pincha y quema pero no sujeta.

Mi experiencia: en la inmensa mayoría de los casos que he cuidado de personas que se encontraban al final de la vida (y han sido cientos), ante la disyuntiva de derivar o no al hospital, la respuesta ha sido prácticamente unánime. Tanto las familias como los usuarios que han podido decidir por sí mismos, han elegido fallecer en la residencia ¿por qué? Porque es su casa, su habitación, el personal de su confianza que lleva años cuidándole y que conoce perfectamente sus preferencias, porque toda su familia y el resto de usuarios pueden acompañarles si lo desean, porque les podemos asegurar confort y cero dolor, y SÍ, con morfina y con todo lo que haga falta para conseguirlo. Personalmente me tomo como un fracaso que un residente fallezca en un hospital cuando el ingreso era evitable y como un triunfo cuando conseguimos que fallezca entre nosotros, con todo el confort y cariño posible, pero sobre todo sin monitores pitando, sin fríos boxes, sin gente extraña que le hable como a uno más. Creedme cuando digo que una derivación al hospital nos cuesta 15 minutos de trabajo y realizar una atención al final de la vida nos supone días de atención continua al usuario y familia, horas de información, acompañamiento, medicación, control, contacto… Un trabajo tan duro como gratificante emocionalmente.

¿Estoy defendiendo o criticando la gestión de algún político? NO, solamente quiero poner las cosas en su sitio, sin demagogias ni sensacionalismos. Se habrán hecho cosas mal, se habrá discriminado, no se habrán respetado todos los derechos de los mayores, seguro que ha sido así. Pero no mezclemos, no confundamos a la población con lo que es una buena muerte o cuál es el lugar ideal para morir, porque además cada persona debería decidir dónde y cómo morir, y si la persona no pudiera decidir será su familia y los que le conocemos los que trataremos de respetar sus deseos. Si casi todos coincidimos en que la gente tiene que morir en casa y sin dolor, y estamos de acuerdo en que las residencias tiene que ser la casa de mayores que allí viven, ¿por qué indigna tanto que las personas mueran en las residencias y se beneficien los cuidados y tratamientos paliativos?

Para finalizar dejo una frase de un señor que vivía en la residencia donde yo trabajaba, él me dijo «Todos ingresamos por la entrada principal y nos vamos por la puerta trasera. Y, ¿sabes qué? por ahí quiero irme yo también» Y por ahí se fue Ramón.

26 comentarios en “¿Morir en la residencia o en el hospital? Escucha menos a los políticos y más a Ramón.”

  1. Entrada necesaria. Las personas que no se van a beneficiar de una hospitalización no tiene sentido que sean derivados, estén o no en el momento final de su vida.
    Mis recuerdos con aquellos que a lo mejor podrían haberse beneficiado y no lo hicieron por tener la etiqueta #residencia. Y con aquellos que se contagiaron por la enorme dificultad logística y necesidad de recursos humanos y materiales que pueden tener las residencias para contener la propagación por sí solas.
    Un saludo y gracias

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  2. Comparto tu opinión al cien por cien, siempre que los motivos para la no derivación sean de corte humano, no de corte económico.
    Lo sucedido en la Comunidad de Madrid, hablo de oídas con el riesgo de no contemplar todas las variables que concurrieron en la toma de decisiones, ha sido o quizás todavía sea lamentable, pero no por no derivar, lo es por abandonar a su suerte a los mayores en sus casas, léase residencias, sin dotarles a los profesionales de aquello que precisen para su cuidado.

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  3. Me parece muy interesante el artículo pero no hay que dejar de mencionar que la falta de recursos humanos, las condiciones de habitabilidad, el espacio y un largo etc, puede hacer que el residente fallezca en condiciones indignas no merecidas.

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  4. Es cierto Jonathan que el perfil más común de las Residencias es persona mayor, con múltiples patologías crónicas en estado avanzado, frágiles o muy frágiles y necesidades complejas de atención y cuidados. Pero, todos los que trabajamos en residencias sabemos que, no todos los residentes presentan una misma condición y cada persona requiere una atención, unos cuidados, un manejo diferente según su diagnóstico situacional (físico, psicológico, social, espiritual) por lo tanto, yo no entro, al igual que tú, en generalizar si hay o no que remitir a un hospital, si es mejor o peor tal o cual cosa…
    Apuesto, apostamos (te incluyo), por la atención centrada en la persona y la toma de decisiones según preferencias, deseos, valores de cada uno, lo que esa persona nos contó y expresó que quería que hiciéramos y de qué forma llegado el momento, junto con la valoración de la situación real en ese momento de la persona (fragilidad, complejidad, final de vida, cronicidad avanzada…) Esto requiere conocer en qué momento se encuentran todos y cada uno de los residentes, planificar de forma anticipada la atención y cuidados, mucha comunicación… Habrá personas a las que sea adecuado y oportuno remitir a un centro hospitalario, otras, por supuesto no; a unas les trataremos la complicación aguda en el centro, porque tenemos médico y enfermeras y, curaremos y estabilizaremos a la persona, Otras, las atenderemos en la residencia, hasta el final.
    Y todo esto independientemente del COVID.
    No deseo que la residencia donde trabajo sea un hospital, por supuesto que no, quiero que sea el Hogar de las personas que allí viven pero, hay que ser conscientes de que el perfil de las residencias ha cambiado mucho y con él, las necesidades de cuidados.
    Gracias Jonathan por tu acertada reflexión.
    Un abrazo desde Valencia.
    Tere

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    1. Totalmente de acuerdo. No derivar no siempre es mejor, de la misma manera que morir en una residencia no significa abandono o negligencia, ahí quería llegar.
      Creo que estamos absolutamente de acuerdo.
      Gracias por tu comentario Tere
      Abrazos desde Bizkaia

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  5. Hay que reconocer que muchas, pero muchas residencias han hecho un trabajo excelente. Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. Hay que poner en valor LOS CUIDADOS! Parece que lo importante aquí eran las camas de UCI y los respiradores. Yo creo que lo importante es la labor de cuidar en las mejores condiciones y en muchas residencias lo han hecho aun con la escasez de recursos del sistema público y más, ya que han visto mermadas las posibilidades de acceder al material de protección necesario. Pasando por encima de la triste actuación de algunos políticos, bravo por la labor de las residencias, sin la cual esto habría sido mucho peor.
    Gracias…
    Margarita Baena, Enfermera de Cuidados Paliativos de Axarquía en Málaga

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  6. En mi contexto (soy internista de hospitalización de agudos) me han llegado a solicitar los familiares ingreso hospitalario para poder fallecer con acompañamiento, ya que las residencias geriátricas no les han permitido visitas por el inhumano confinamiento salvaje sin ética ni ciencia.
    Por otra parte, los residentes deberían disponer de un plan individualizado de voluntades o decisiones anticipadas en función de su calidad de vida y pronóstico vital. Así estaría todo más planificado e individualizado ante situaciones catastróficas o urgentes y se evitarían decisiones etsresantes con riesgo de errores.

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  7. Absolutamente de acuerdo con lo expuesto. Nos quieren vender un mundo hipermedicalizado y querian que pensaramos q era onmipotente. Y no. Nuestra capacidad para curar tiene limites (y ests crisis nos los ha plantado en toda la cara), pero nuestra capacidad para CUIDAR, ACOMPAÑAR, MITIGAR,… puede ser ilimitada y tras una valoracion individual, muchos de nuestros ancianos es eso justo lo que necesitan y quieren, en lugar de meterles un tubo por la garganta.
    Esto ha sido asi antes del coronavirus, durante y va a seguir siendo despues… Si los politicos dejan trabajar a los profesionales en paz….

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  8. Y añadir además que han muerto, solos en sus residencias, sin todo ese acompañamiento, amor, y sosiego que merecían, en muchas residencias no se les ha dado la humanidad y atención que necesitaban, ni familiares, ni información, ni atención

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    1. Gracias por tu comentario Marysa.
      El objetivo de este artículo no es negar lo ocurrido, si no evitar que se instaure la idea general de que morir en una residencia es algo casi delictivo y oscuro.
      Saludos

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  9. Trabajo en un hospital sociosanitario donde desde el minuto 1 se tuvo claro que las personas en situación de últimos días tendrían visitas familiares a pesar del confinamiento por COVID y se habilitó espacio e implantó un protocolo para poder hacerlo. Es un artículo muy necesario en estos momentos donde se esta usando a los mayores y la sanidad como arma arrojadiza en un debate político demagogico. Hace falta la impresión y opinión de los profesionales para debatir este tema con argumentos reales y justos.

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    1. Gracias y enhorabuena por la sensibilidad hacia las personas en sus últimos días. Son estas acciones las que realmente humanizan el cuidado.
      Saludos

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  10. Yo no me quejo de la profesionalidad de los trabajadores de las residencias, ya que por lo que conozco se desviven por sus residentes, si no que se llame a un centro hospitalario varias veces para valorar a una residente y te digan que no, que haces, creo que cuando vosotros como personal sanitario decidis que se debe valorar un paciente y OS dicen que no, como OS quedáis, creo que tu articulo es acertado y lo comprendo, pero a veces hay que ponerse en lugar de la familia en estas circunstancias, sin poder verlos y despedirse como es en mi caso. Agradezco los trabajadores de las residencias su labor y profesionalidad y el cariño que dan a nuestros mayores, muchas gracias.

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    1. Gracias Domingo por tu aportación. Creo que la unidad de cuidado es usuario y familia, yo no entiendo una atención que no recoja el apoyo de la familia.
      Lo que está ocurriendo durante esta pandemia es horrible. Para los mayores que mueren sin sus familias y las familias que no pueden acompañar a sus mayores es una crueldad, injusta e imborrable.
      Solo espero que después del Covid-19 se recupere la normalidad y morir en una residencia sea sinónimo de paz, compañía y descanso, donde la familia pueda estar presente y colaborar en todo lo que deseen hasta el último momento.
      Gracias de nuevo

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  11. Hola buenas tardes estoy totalmente de acuerdo ,sobre todo si esa persona mayor lleva años viviendo con el personal de la residencia, si no tiene familia que también los hay ,tienen el derecho y la necesidad de fallecer en su casa ,y también opino en referencia a la gente que vive en sus casas porque ellos pueden dedicar donde quieren fallecer , la calidez de su hogar o de donde viven es importante para ellos ,porque el final del camino siempre es delicado y tener un final tranquilo i feliz les hace morir en paz ,eso creo yo.

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  12. Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión.
    Trabajo de médico en una residencia pequeña desde hace 30 años, y durante la pandemia, que ha sido muy dura para nosotros, la mayoría no quiso ir al hospital, y al final no ha sido decisivo en la superación o no de la enfermedad la derivación.
    Una de las mayores esquizofrenias administrativas que existen es la de que los médicos de las Residencias no podamos prescribir directamente en las recetas oficiales, lo que ocasiona un gran perjuicio a los residentes, que tienen todo el derecho a las mismas y en éstas situaciones extremas ha ocasionado muchos problemas: recetas, análisis, ambulancias, oxigeno,etc, ya que en todo dependes del centro de salud, cuyo médico no suele conocer a los residentes.
    ¡con lo fácil que es dar solución a estos pequeños problemas!

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    1. En el país Vasco esto se solucionó y a los médicos de las residencias se les dió «firma» para ello. Los enfermeros por nuestra parte tenemos acceso a la historia clínica desde la aplicación que Osakidetza puso a disposición de las residencias. Te lo cuento por si te sirve de algo.
      Por lo demás, totalmente de acuerdo contigo.
      Gracias por comentar Francisco. Abrazos

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  13. Desde luego pienso que el debate no debería estar en si se deriva o no a una persona al hospital, sino en las condiciones de muchas residencias en las que hace años que se vienen denunciando la escasez de medios y personal, y que la pandemia ha agravado todavía más. Está claro que muchas de las personas ingresadas en residencias no eran candidatas a una cama de UCI ni a un respirador ni con pandemia o sin ella, pero de ahí a las condiciones en que seguramente se han contagiado y han muerto, en muchos casos, es lo que se debe investigar, sobre todo cuando se ha negado el problema por parte de las autoridades responsables, lo primero para resolver los problemas es reconocer que existen, y las llamadas desesperadas por parte del personal de las residencias parece que no fueron escuchadas ni atendidas como debería.

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